Oviedo (España), 15 oct (EFE).- A sus 94 años el dramaturgo británico Peter Brook asegura que seguirá en activo en la profesión que le ha encumbrado como el mejor director teatral del siglo XX mientras se sienta útil para impulsar su pasión, el teatro, en un mundo que comete errores tan "estúpidos" como el "brexit".

Apoyado en su bastón, con bufanda negra y sentido del humor, Brook atendió hoy a los medios de comunicación en la ciudad de Oviedo (España), donde recibirá el próximo viernes de manos del rey de España, Felipe VI, el premio Princesa de Asturias de las Artes en reconocimiento a una larga carrera que abrió nuevos horizontes a la dramaturgia contemporánea

Para un autor que reflexiona sobre el teatro en su última obra, "Why?", estrenada en Oviedo durante los actos culturales que rodean a los días previos a la entrega de los galardones, la dramaturgia sigue teniendo sentido si sirve a los espectadores que comparten ese momento de la representación para conmoverse, para dar significado a sus vidas.

"Cuando sucede esto, aunque solo se quede dentro del espectador un par de días, el teatro se vuelve útil, pero es también un desafío y un reto porque es muy difícil conseguirlo", señaló sobre una actividad que requiere de ser compartida con el público ante el riesgo "terrible" de que se vea "dominada por los egos".

Hacer reír "es lo importante", afirmó el dramaturgo, que ostenta varios premios Tony y Emmy junto a la Legión de Honor francesa o el título de Compañero de Honor de la reina Isabel II y que compara su oficio con el de un médico.

Si ambos consiguen al salir de la consulta o del teatro que el paciente o el espectador se sientan algo mejor, su función ya ha sido útil, proclama.

Y ese trabajo apuesta por llevarlo a cabo hasta el último día dado que nadie sabe cuándo será el suyo antes de recordar que "todo está en Shakespeare" y que el bardo de Avon apelaba ya a la necesidad de "aguantar, soportar y seguir adelante hasta el último momento" en vez de optar por convertirse en un jubilado "absoluto" a sentarse tranquilamente a beber "la mejor manzanilla que exista".

Brook huye de la palabra creación para referirse a su obra -"para mí es una blasfemia", afirma- y se limita a definir como el intento de hacer algo de la mejor manera que pueda con los medios que tiene a su disposición para cada montaje, un ámbito en el que luchó por librarse de la parafernalia que rodeaba al teatro cuando inició su carrera y hacerlo más terrenal, más inmediato para ofrecer una experiencia única para el espectador.

Satisfecho de volver a un país como España que afirma haber recorrido de punta a punta encontrando siempre "simpatía" entre sus gentes, el director teatral, del que se cuenta que con siete años ofreció ante su familia un "Hamlet" en el que interpretaba todos los papeles, tuvo un recuerdo especial para la colaboración que mantuvo con Dalí a comienzos de la década de los 50 para llevar a escena la ópera "Salomé".

Tras recordar como fue secuestrado varias horas por un grupo de guerrilleros antifranquistas, Brook rememoró la función de representante que Gala, la esposa de Dalí, hacía para el pintor catalán -obsesionado con que sus cuadros costasen más que los de Picasso- hasta el punto de hacerle firmar un recibo para asegurarse el cobro de los diseños que había realizado para la "Salomé" que representó en el Covent Garden.

Afincado en París desde 1970 buscando una mayor libertad expresiva con la creación del Centro Internacional de Investigación Teatral y del teatro Les Bouffes du Nord, el también director de películas como "El señor de las moscas" (1963) y "El rey Lear" (1971) lamenta ahora "de corazón" las escasas semanas que faltan para que el "brexit" consagre la salida de su país de la Unión Europea.

"Estamos rodeados por políticos en todos los países que cometen errores graves y trágicos pero este es el más estúpido que se ha realizado en los últimos años", ha subrayado tras definir a la UE como "un ideal" en el que cada país preserva su soberanía mientras busca el consenso con los demás sin las luchas constantes que han marcado la historia de Europa y construir así "algo mayor, más grande y más importante".

Frente a ello, lamentó, la idea del "brexit" era "trágica" y partía de una "estupidez" que se convirtió "en una estupidez creíble" al apoyarse en una idea a priori "noble" como la de un referéndum pero en la que la respuesta a la pregunta que se formula se reduce a un sí o un no sin advertir a los votantes de las consecuencias que tendría.

A su juicio, el hecho de que los británicos votaran sin saber lo que sucedería, sin conocer todos los aspectos en los que influiría hace que aquel referéndum perdiera su carácter democrático y provocara "un voto estúpido" que ha llevado a una situación como la actual "que nadie sabe cómo se va a resolver".

"La historia está llena de errores y este uno de las más tristes y estúpidos que se ha cometido. Esperemos que algo se pueda arreglar. Ha hablado un inglés", concluyó Brook.

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