¿Todos mentimos? Sí, la verdad es que en algún momento, casi todos mentimos. Mentiras tontas, pequeñas, leves distorsiones de la verdad, exageraciones, mentiras usadas como excusas, o para disimular algo. Mentiras dichas por cobardía, por vergüenza, para no herir, mentiras amables, para quedar bien o para no ofender. La verdad es que hay un sinfín de motivos por el cual cada uno de nosotros dice, de vez en cuando, una mentirilla.
Así, la mentira es una conducta cotidiana en el ser humano. Y es también un recurso útil en algunas ocasiones, ya sea para conseguir sus propósitos, para encajar mejor socialmente, para no ofender, o para proteger de una verdad dolorosa a alguien.

Pero no siempre el acto de mentir es un hecho menor. Hay muchas, muchísimas mentiras que son un gravísimo problema. Especialmente cuando la mentira se vuelve una adicción y un estilo de vida. La mentira puede convertirse en una compulsión imparable. Hay personas que no pueden dejar de mentir. Mentir es para ellos una forma de vida, prácticamente todos sus actos están afectados por mentiras. Mienten sin escrúpulos. Inventan cosas y las sostienen en el tiempo. Mienten y no se les mueve un pelo. Estamos, entonces frente a la mentira patológica: la mitomanía.

La mitomanía o mentira patológica es un trastorno psicológico que lleva a la persona a mentir y a distorsionar la realidad de forma compulsiva. La persona con este trastorno no puede parar de decir mentiras. Una mentira lo lleva a la otra, y casi sin darse cuenta, su mundo entero se convierte en una enorme y descomunal mentira.

Alexander Pope afirmó: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Y es ese el laberinto en el que el mitómano se encuentra perdido. Una vez que la serie de mentiras ha comenzado le resulta prácticamente imposible parar. Y en ese infierno de mentiras transita su vida hasta que por algún motivo las mentiras estallan y se vuelven insostenibles.

Este trastorno tiene larga data. Fue descrito por primera vez en la literatura médica en el año 1891 por el suizo Anton Delbrück. En psiquiatría, la mentira patológica, conocida como pseudología fantástica es un cuadro patológico caracterizado por la continua fabricación de falsedades, que pueden llegar a constituir un complejo engaño organizado, y que a diferencia de la mentira ordinaria, se origina en motivaciones patológicas y mecanismos psicopatológicos, es decir, se origina en perturbaciones psíquicas de la persona.

¿Cuáles son las características de la mitomanía y cómo se diferencia de la mentira ordinaria? Es muy importante hacer esta distinción ya que no toda mentira es patológica. Desde ya, siempre puede ser objetable mentir, pero no toda mentira indica que hay un trastorno psíquico detrás.

Algunas de las características de la mitomanía son:

  1. El motivo que lleva a mentir es interno y no externo. Es decir, la persona miente no por circunstancias externas sino por un trastorno psíquico que lo lleva a mentir compulsivamente.
  2. Las historias contadas no son del todo improbables. Las mentiras que cuenta el mitómano suelen tener  algún atisbo de verdad. Las historias no son delirios ni una manifestación de la psicosis. Son mentiras encadenadas que suelen estar muy bien formuladas.  Si se le presiona, el mitómano puede admitir que lo que cuenta no es cierto, aunque de mala gana. Tiene conciencia de sus mentiras, pero las negará hasta que las evidencias sean innegables y no le quede más remedio que aceptar que ha mentido sin parar.
  3. La tendencia a mentir es duradera. No es provocado por una situación inmediata o por la presión social. No se trata de leves mentiras para salir del paso en alguna situación incómoda.  sino que más bien se trata de una característica de perturbación de la personalidad.
  4. Las mentiras contadas tienden a presentar al mentiroso de manera favorable. Muchas veces puede mostrarse como una víctima y de este modo sacar alguna ventaja con sus mentiras.
  5. Poca autoestima. El mitómano suele tener su autoestima muy dañada. Utiliza las mentiras para llamar la atención de los demás. Pero ese mentir se vuelve compulsivo y al poco tiempo se ve enredado en una trama enorme de mentiras de la que ya no puede salir.

 

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